29 de marzo 2013, viernes.

Ju se fue a navegar con Caíto a Punta del Este. Yo me quedé en la chacra. Reeditando un video para FEMLINK. Tampoco quise ir a Punta del Este, esta semana fue muy agitada, siempre con gente, cenas acá y allá y eso me agota, lo que quiero es estar sola. Y para actuar de forma contradictoria -como siempre- al rato de pensar “que bueno que por fin estoy sola” me llamó Jota y me invitó a almorzar y fui aunque no tenía muchas ganas, me da pena decir que no tengo ganas o poner una excusa. Pero volví a casa enseguida del almuerzo, no creo que nadie –salvo Jota- estuviese especialmente feliz con el hecho de que yo almorzara ahí, así que mi sacrificio fue en vano, no se notó. Es peor, creo que pensaron “que plomo” y que hicieron cumplidos y me trataron amablemente, y que en realidad lo que querían era estar en familia, sin intrusos.

Pero bueno, ya está.

De noche vinieron Jota y Caíto e hicimos un asado. Lo hizo Julio, yo no hice nada. Estaba rico. 

28 de marzo 2013, jueves.

Salimos a navegar. Las algas están insoportables. Se enredan en la orsa, en el timón, en la hélice. Creo que no salgo más. Además no hay casi viento. Navegar a vela, sin viento y con algas es muy aburrido.

Cenamos en la casa de Enrique, cordero a las brasas preparado de distintas formas. Todo muy rico.  Antes de llegar al camino de la laguna, pude ver la luna más linda que vi en mi vida. Un círculo naranja amarillento enorme, la base rozando el perfil de la península. Bello. Muy bello.

27 de marzo 2013, miércoles. Luna Llena.

Me quedé trabajando en Internet y Ju se fue a arreglar cosas del barco. Ju está fascinado, creo que pasaría todo el día arreglando cosas del Terral (el barco nuevo). A mí me gusta, pero no soy taaan fanática. Me gusta navegar, cuando hace calor como para bañarse, o por lugares que no conozco y que voy descubriendo, que en general son encantadores. Me gusta el silencio del navegar, el sonido del roce del casco con el agua, el aire limpio, el paisaje; el agua, calma o agitada, opaca o espejada; siempre me gusta.

Apareció Gonzalo, el primo de Julio, vino de visita. Tiene un campo en la Sierra de las Ánimas, en Lavalleja, cerca de Minas. Un lugar muy hermoso, entre la sierra, con monte nativo y pedregales y arroyos de agua surgente, cristalina, helada, sabrosa.

Gonzalo quería salir en el Terral, pero finalmente se quedaron tomando unos vinos y charlando en lo de Jota, que estaba preparando un asado en el parrillero. Más tarde salimos a navegar y las algas nos complicaron la vida nuevamente. El barco se atascaba, no gobernaba, se iba para cualquier lado. A la deriva. 

26 de marzo 2013, martes.

Marzo transcurre lento. Creo que coincide con la imagen que tengo del otoño, sin apuro, con calma, un sol que no lastima y un viento que no agrede. Aunque anoche me contaron que hubo una descomunal tormenta eléctrica y que después llovió mucho. Que los dormitorios se iluminaban como si se encendieran millones de flashes. Me dio pena no haberme despertado, me gusta salir a mirar las tormentas eléctricas en el campo o en la orilla del mar, en algún lugar de horizonte amplio.