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La estructura del proyecto se basa en la idea de la autobiografía. Un archivo de eventos fugaces y efímeros, actos cotidianos, relaciones que se forman a partir de fotografías y textos. El individuo necesita el reconocimiento de su diferencia frente a la intención masificadora de la sociedad contemporánea, y es conciente de su existencia a partir de la relación con su entorno, con la comunidad de la que forma parte. La interioridad, la privacidad y la intimidad se exponen en el espacio de lo público. El autorretrato se forma a partir de mi relación con el otro, partiendo de la base de que mi identidad se construye interactuando con ese otro y con la esfera de lo social. La obra, siempre en proceso, se convierte en un work in progress, en una obra abierta e inacabada, que se continuará creando con la acumulación de registros y comentarios de los distintos sujetos de las comunidades de Internet.

sábado, 27 de abril de 2013

27 de abril de 2013, sábado.



Fuimos a lo de Mary a ver el moisés, es un moisés precioso, de ratán, que lo trajo la familia de Ju de la India para los bebés de la familia. Hace unos años lo dejaron en casa y anduvo de arriba para abajo sin encontrar un lugar. Terminó arriba del ropero de Ale, lleno de envases. Lo rescatamos, lo limpié, lo restauré y le pasé un protector mate, en spray.  Está quedando precioso.



26 de abril de 2013, viernes. Luna Llena.



Acompañé a Sofía al CASMU, tenía hora para hacerse una eco a las 11 de la mañana. Nos tomamos un taxi, manejaba una mujer super amable. Todo el mundo tiene algo que decir de la panza de Sofía. Cada vez que salgo con ella me asombra lo sociable que es, charla con la gente, se ríe, es perfecta para las relaciones públicas. Me divierto. Yo soy incapaz de interactuar de esa forma. Como siempre, saludó a todo el mundo, charló con todos, y claro, todos le preguntan por la panza, que se cuide, que no camine, que está a punto. Bastian ya pesa 3,100 kg y todavía le faltan cuatro semanas. La placenta está madura, y el bebé ya se acomodó cabeza abajo, en posución para nacer. No le compres talle cero, le dijo el médico. Ya tiene talle cero.






25 de abril de 2013, jueves.



Mi jardín se llena de jazmines blancos, muy perfumados. Sofi está divina con su panza. Cada vez hace más calor, parece verano otra vez.





24 de abril de 2013, miércoles.



María Clara está presentando las clases en los talleres teóricos del fac. 


Me recalenté. Estábamos en una reunión, hablando de un amigo, de lo bien que estaba y de las cosas que estaba haciendo y Unamujer dijo, con una sonrisa burlona;  fulano  tuvo suerte en juntarse con Fulano, ella lo banca. Y enseguida: él nunca sirvió para nada. La miré, sin entender. Para mí el amigo del que hablábamos era un tipo super afectuoso, bueno, generoso.  No había tenido mucha suerte en los trabajos ni en los negocios. No sirve, y para qué no sirve, para quién no sirve; me pregunté horas después, cuando estaba por ir a dormir; porque la cosa seguía dando vueltas en mi cabeza. ¿Por qué hay gente que se siente con la potestad de decidir qué es lo que sirve o no sirve; y en función de qué se hacen ese tipo de comentarios?  Me quedé rumiando...  no soy rápida para las conclusiones. Esa noche me fui a dormir de malhumor, sin darme cuenta de la razón. Al día siguiente me desperté con dolor de cabeza y me puse las calzas y los championes de correr. Voy a limpiarme la energía, una buena corrida es lo que necesito. Llegué a la Rambla, y una vez en el césped empecé a correr. Iba pensando en la conversación de la noche anterior. Qué mala onda esta mina. Y es psicóloga. Quién le da el derecho a juzgar si alguien sirve o no sirve. Yo corría cada vez más rápido, sin dejar de controlar la respiración. Y ella, según esa forma de razonar, pero con mi vara, pensé, no serviría para nada porque no es capaz de escribir una poesía. O de realizar una obra de arte.  Y yo, para ella, seguro que no sirvo para nada. Solamente soy artista y escritora. Pero nunca tengo un peso, no me pagan bien por lo que hago y mi vida es un eterno déficit. O puede ser que admire a los intelectuales y tenga un respeto condescendiente hacia mi persona.  Pensaba eso y sentía las gotas de sudor que resbalaban desde la frente, por mis mejillas, me empapaban el cuello y el cuerpo.  Y  fulano es un tipo que da afecto, es muy afectuoso. Capaz que la mujer –que trabaja en un organismo internacional y gana muy bien- necesita eso que él puede darle. Afecto. Cuál es la regla hegemónica que decide quién sirve y quién no sirve. En mi interior retumbaba el sonido de mis pasos, corriendo, de mi respiración; inspira, expira, inspira, expira…  Y vos… no tuviste suerte por nacer donde naciste y poder estudiar lo que estudiaste y heredar lo que heredaste y poder ganarte la vida como decidiste?  Imaginate que hubieras nacido en Calcuta, en un barrio pobre… seguro que no servirías para nada –según tus propias reglas, claro. O si hubieses nacido en el lugar de este amigo fulano, fueras hombre y no mujer; seguro hubieses hecho las mismas cosas que él hizo en la vida y ahora estaría él dentro de tu cuerpo pensando de vos este idiota nunca sirvió para nada. Y por qué necesitamos juzgar lo que hacen los demás, qué frase y qué forma de pensar  más moralista y retrógrada;  porque un moralista define al hombre por lo que es, no por lo que puede, y piensa que hay alguien que vale más y alguien que vale menos.  Que se basa en un sistema del juicio como en el que uno mismo se juzga y a la vez es juzgado por los demás en base un reglamento que alguien superior dictaminó; porque juzgar implica que hay alguien superior al ser,  que puede decidir sobre lo que está bien y lo que está mal, porque es el Bien el que puede decidir sobre lo que está bien. Yo seguía furiosa, mis piernas se adelantaban una a la otra rítmicamente, todo el cuerpo funcionaba coordinado, los brazos, para adelante y para atrás, con fuerza, la respiración, todos los músculos engranando a la vez, cada uno realizando su trabajo. Y los hijos, sus hijos lo quieren. ¿Eso no te demuestra que es un buen tipo? Anoche, alguien comentó tímidamente que fulano estaba trabajando y que le iba bien. Sí, hace trabajar a los hijos y él no hace nada, contestó Unamujer, la misma voz irónica, sonrisa sarcástica. Llegué a la meta que me había puesto y descansé. Estiré, hice abdominales, brazos.  Enseguida retomé la corrida, hacia el lado contrario de la Rambla, por el camino de vuelta a mi casa. El comentario me hizo acordar a los comentarios de Unpadre que les gritaba a sus hijos; salgan de ahí, inservibles de mierda, porque los niños se paraban delante del tubo por donde debían pasar las ovejas y éstas retrocedían en vez de avanzar. En vez de sonreír y explicarles, los insultaba.  Una agresión gratuita. Las dos acciones tenían el mismo adjetivo.  Intransigencia, obstinación. Características que casi siempre acompañan a alguien que es pobre de espíritu. Intolerancia. Falta de respeto hacia el otro. Mi respiración se moderó.  Volví a casa caminado. Me sentí mejor. Ya lo tenía más claro.