Almorzamos en lo de Gaby y
Richard, con Grata y las niñas. Después Gaby me llevó al puerto. En el barco me
quedé refrita, como si no hubiera dormido esa noche. Mala suerte, después en el
bus, que es un viaje más largo, no dormí nada. Encima me tocó sentarme al lado
de un tipo bastante grande que excedía su espacio e invadía el mío. Y dejé el
libro en el bolso que iba en la bodega.
Las últimas fotografías las sacó Emy.
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