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La estructura del proyecto se basa en la idea de la autobiografía. Un archivo de eventos fugaces y efímeros, actos cotidianos, relaciones que se forman a partir de fotografías y textos. El individuo necesita el reconocimiento de su diferencia frente a la intención masificadora de la sociedad contemporánea, y es conciente de su existencia a partir de la relación con su entorno, con la comunidad de la que forma parte. La interioridad, la privacidad y la intimidad se exponen en el espacio de lo público. El autorretrato se forma a partir de mi relación con el otro, partiendo de la base de que mi identidad se construye interactuando con ese otro y con la esfera de lo social. La obra, siempre en proceso, se convierte en un work in progress, en una obra abierta e inacabada, que se continuará creando con la acumulación de registros y comentarios de los distintos sujetos de las comunidades de Internet.

martes, 29 de enero de 2013

29 de enero 2013, martes.



Me pasé la mañana trabajando. Creí que me iba a desmayar, de tanto calor que sentí. Pero me viene esa tozudez de burro y no puedo parar con lo que esté haciendo antes de terminar. Así que me arrastraba de calor pero seguí y seguí.
Y eso que había dormido mal, creo que tuve una pesadilla y me desperté a medianoche (02 a.m.) con una fea sensación de inseguridad, escuché ruidos por todos lados, y me imaginé arañas y bichos horribles que venían a atacarme. En realidad, antes de irme  a dormir maté dos arañas, no gigantes como las pollito, pero sí eran tarántulas feas. Odio las arañas, me dan pánico, y una la maté en mi dormitorio, estaba en la pared arriba de la ventana. Supongo que ella también estaba con pánico, pero no me da pena.
Cuando terminé de trabajar era casi mediodía, así que no fui a la playa, me quedé perdiendo tiempo con la compu, porque la conexión estaba lenta y nada de lo que intenté hacer me salió, salvo contestar correo. Pero fui a la playa más tarde, con Jota y Martín y Vane y los niños. Demasiado trabajo ir a la playa con toda esa multitud. Le sugerí a Jota que llenara el jacusi con agua fría y que lo usáramos de piscina. Es horrible llegar a la playa y llegar de la playa. Me molesta la arena (estoy notoriamente insoportable), me molesta cargar con sillas y sombrillas y bolsos con botellas de agua para la sed, cámara de fotos por mi obsesión, teléfono por las dudas, pareo por si me quiero ir y estoy mojada, filtros para el sol, lentes, libro porque lo más seguro es que me aburra, aunque me resulta muy difícil concentrarme en la lectura cuando estoy en la playa, y encima cargar arena siempre al volver al auto. El pobrecito fusca está enarenado.


28 de enero 2013, lunes.



Paz en la chacra. Belcha y Mini no quisieron ir a la playa, nos quedamos leyendo, durmiendo, meciéndonos en las hamacas paraguayas. Actividades agotadoras. Todas. Mini es rabdomante, así que buscamos agua. Bueno, ella buscó y Belcha y yo caminábamos atrás. Por las zonas que recorrimos, encontró una veta con poca fuerza. Pero no pudimos recorrer todo el predio, hacía demasiado calor y el sol quemaba. Yo probé, a ver si a mí también me tiraba la rama, pero no. Es increíble. Mini  también marca el norte y el sur. Genial.
Hizo mucho mucho calor. Quiero una piscina. O un estanque.



27 de enero 2013, domingo. Luna Llena.



Temprano –a eso de las diez, Sofía y yo nos fuimos a la playa. Estábamos esperando que llegaran nuestras invitadas, Belcha y Mini.  Julio se quedó, no quiso ir a esa hora, así que nos fuimos tranquilas, sabiendo que en cuanto llegaran nos avisaban y volvíamos. Así fue, volvimos para darles la bienvenida, organizamos el almuerzo –ellas habían traído exquisiteces. De tardecita volvimos a la playa. Pasamos por lo de María en Punta colorada a darle un beso y dejarle un reglo, ya que era su cumple. Pero volvimos a la chacra, queríamos ver la salida de la luna llena sobre la laguna. La vimos. Fue  maravilloso. Esperamos, pensando en que la luna no saldría jamás, hasta que se vio un destello amarillo contra los cerros, sobre la orilla opuesta de la laguna, que creció y subió y siguió creciendo y reflejó un camino amarillo de luz sobre el agua.



















26 de enero 2013, sábado.



La resaca de la tormenta de la madrugada del viernes fue fuerte. De cualquier forma, hacía calor y después de desayunar salimos para ir a la playa. Hablamos con Elena para encontrarnos en algún lugar sin viento. Recorrimos todas las playas hacia el este, incluso Las Grutas, un lugar donde nunca se nos ocurre ir. Me dio lástima, porque Las Grutas siempre fue una playa escondida, un lugar aislado y alejado de la típica pelotudez de Punta del Este, un rincón que se conservaba relativamente aislado y agreste. Bueno, en la falda de la ballena están haciendo unos gigantescos y horrendos complejos de apartamentos-terrazas. En unos años, la placidez de Las Grutas desaparece. Siempre fue así en la pobre Punta del Este. Bella y estropeada por los valores inmobiliarios, por las inversiones especulativas, por los lavados y planchados.
Bueno, me fui del tema… buscando alguna playa sin viento, terminamos en El Emir. Vieja playa de mi infancia. Invadida, ocupada por un gentío más que ecléctico –la otrora playa típica de los uruguayos tenía un aire decadente. Nos encontramos, después de superar las dificultades de estacionamiento típicas de un espacio turístico abarrotado, con Elena y Juan, y después con Miguel y Mónica. El baño fue muy lindo.







25 de enero 2013, viernes.



La tormenta de anoche fue muy linda. Miré por todas las ventanas y en todas se veían destellos, rayos, las ramas de los árboles se movían frenéticas. Todas. La anacahuita era increíble, con la suavidad habitual de su movimiento, parecía enloquecida por el viento. Las hojas finas y delicadas se bamboleaban de este a oeste, se arremolinaban. El sonido del viento también fue intenso, sacudía las ramas, zumbaba, se escuchaban crujidos y sacudidas por momentos violentas.cuando todo se amansó me fui a dormir. Julio, que había llegado poco antes que la tormenta, durmió casi sin enterarse de la fuerza del viento.
Fuimos a Jaureguiberry, a la cabaña donde están Gaby y Richard y las nenas. El lugar es increíble, es de unos suizos que armaron un complejo de cabañas, con  un parque perfecto, con árboles, arbustos, enredaderas, casitas independientes con césped impecable, juegos para niños, piscinas climatizadas y piscina abierta, playa a una cuadra y todas las comodidades –servicio de limpieza y mantenimiento, animador y organizador de juegos para niños, internet, desayuno, etc…  realmente un descanso total para una familia con niños pequeños. Supongo que si fueran adolescentes ya la cosa cambiaría. Para ellos fue perfecto.