Julio se fue temprano a Montevideo. Sofía y yo fuimos a
la playa, a Portezuelo, a la altura del plomo. Estaba linda, aunque encontramos
aguavivas gigantes. Como el agua estaba un poco revuelta, no se veían si no
estaban bien cerca. No era agradable.
Pero nos divertimos. Hicimos un pozo para la panza de
Sofía, para que pudiera acostarse boca abajo. Después de varias tentativas,
quedó un molde perfecto.
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