Resolví un montón de tareas atrasadas. Entre ellas,
ordenar mi habitación. El orden en general me dura poco. Se me empieza a
amontonar ropa en las sillas, los sillones, sobre la mesa. Donde haya algo que
sirva para apoyar, ahí apoyo lo que tenga en la mano. Y después tengo que
buscar y pierdo tiempo buscando, y me enredo con otras cosas y me concentro en
otra tarea, por ejemplo, si fui a la cocina a buscar un vaso de agua, antes de
llegar a la cocina veo el teléfono sobre la mesa del estar, lo agarro y me
acuerdo que tenía que llamar a alguien, llamo a mi madre y después vuelvo al
taller sin el vaso de agua. Retomo la pintura y me doy cuenta que tengo sed y
que no traje el vaso con agua, vuelvo a la cocina y cuando vuelvo al taller a
pintar no sé donde metí los lentes, así que voy de nuevo a la cocina a ver si los llevé conmigo o no,
los busco por todos lados y no los encuentro. El teléfono, la cámara y los lentes son las
cosas que habitualmente pierdo por apoyarlas en cualquier lugar. Después de un
rato –en general un rato, a veces después de unos días- las encuentro. Cuando ya
no las busco. Las llaves nunca las pierdo.
Siguió haciendo un calor absolutamente insoportable.
Terminé de pintar el cuadro, con retoques y todo. Fin.
The end. Puf.
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