Marzo transcurre lento. Creo que coincide con la
imagen que tengo del otoño, sin apuro, con calma, un sol que no lastima y un
viento que no agrede. Aunque anoche me contaron que hubo una descomunal tormenta
eléctrica y que después llovió mucho. Que los dormitorios se iluminaban como si
se encendieran millones de flashes. Me dio pena no haberme despertado, me gusta
salir a mirar las tormentas eléctricas en el campo o en la orilla del mar, en algún
lugar de horizonte amplio.
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