Me quedé trabajando en Internet y Ju se fue a
arreglar cosas del barco. Ju está fascinado, creo que pasaría todo el día
arreglando cosas del Terral (el barco nuevo). A mí me gusta, pero no soy taaan
fanática. Me gusta navegar, cuando hace calor como para bañarse, o por lugares
que no conozco y que voy descubriendo, que en general son encantadores. Me gusta
el silencio del navegar, el sonido del roce del casco con el agua, el aire
limpio, el paisaje; el agua, calma o agitada, opaca o espejada; siempre me
gusta.
Apareció Gonzalo, el primo de Julio, vino de
visita. Tiene un campo en la Sierra de las Ánimas, en Lavalleja, cerca de
Minas. Un lugar muy hermoso, entre la sierra, con monte nativo y pedregales y
arroyos de agua surgente, cristalina, helada, sabrosa.
Gonzalo quería salir en el Terral, pero finalmente
se quedaron tomando unos vinos y charlando en lo de Jota, que estaba preparando
un asado en el parrillero. Más tarde salimos a navegar y las algas nos
complicaron la vida nuevamente. El barco se atascaba, no gobernaba, se iba para
cualquier lado. A la deriva.
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