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La estructura del proyecto se basa en la idea de la autobiografía. Un archivo de eventos fugaces y efímeros, actos cotidianos, relaciones que se forman a partir de fotografías y textos. El individuo necesita el reconocimiento de su diferencia frente a la intención masificadora de la sociedad contemporánea, y es conciente de su existencia a partir de la relación con su entorno, con la comunidad de la que forma parte. La interioridad, la privacidad y la intimidad se exponen en el espacio de lo público. El autorretrato se forma a partir de mi relación con el otro, partiendo de la base de que mi identidad se construye interactuando con ese otro y con la esfera de lo social. La obra, siempre en proceso, se convierte en un work in progress, en una obra abierta e inacabada, que se continuará creando con la acumulación de registros y comentarios de los distintos sujetos de las comunidades de Internet.

jueves, 26 de diciembre de 2013

24 de diciembre de 2013, martes.



Jota pasó por casa, me dijo que se iba a Maldonado a llevar a Christian. Que iba a la playa, que volvía él solo manejando. Le dije que lo acompañaba, cómo lo voy a dejar ir solo si no puede manejar. Las piernas no tienen fuerza, tiene los músculos atrofiados –por la diabetes- los músculos de todo el cuerpo. Hasta hablar le cuesta. Quería ir a la playa. Resulta que no era verdad que se iba a ir solo –siempre le creo. Carmen y María iban a ir con él. Al final, nosotros  llevamos a Christian a Maldonado, dejamos a Karin en el sanatorio Mautone, pasamos a darle un beso al bebeio, nos encontramos con Elena y nos dimos un buen chapuzón en el muelle –nuevo- de Mailhos, zambullida, agua más que helada; y pasamos a darle un beso a mi madre. Le trajimos una valija llena de cosas a la casa de la chacra. A la hora del almuerzo, tomamos gazpacho helado. Fui a Piriápolis a ver si encontraba nuevamente el canto de las sirenas pero no. El viento no era suficiente, supongo. O las sirenas se fueron a alta mar.
Nochebuena y cumpleaños en la casa de Marcelo.  Increíble; no llevé la cámara. La dejé en el bolso de playa –tampoco saqué fotos en la playa. Por algo habrá sido, mi otro-yo interior funciona a la perfección, siempre de acuerdo con mí-misma. Mi teléfono no saca fotos buenas, así que no hice ningún registro y chau. Fue como siempre; mesa enorme con tablas de fiambres y cantidad de comida. Como todos llevamos comida, y plato especialmente pensados como exquisitos;  se arman mesas pantagruélicas, todo es demasiado. Ver tanta comida me saca las ganas de comer; no sé qué elegir y como no puedo probar todo al final no como.

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